La vida no te quita, te libera
Bienvenido. Comprende y asimila que la vida no te quita cosas, te libera de cosas.
La vida siempre te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud.
De la cuna a la tumba es una escuela. Por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
Y cómo digo en la Maestría en Ti Mismo, Nadie tiene las mismas lecciones. Son individuales. Y si no las aprendes repruebas y la vida te las presenta de manera más dolorosa, para que esta vez reacciones y no repruebes.
Sientes una pérdida cuando alguien muere o se va o decide ya no convivir contigo. Pero la vida enseña que no perdiste a nadie. Dejaste de vivir la lección con alguien. Y eso se agradece. Aunque duela.
Si perdiste a un ser muy apreciado, recuerda que lo mejor de esa persona, las experiencias fundamentales, siguen en tu memoria; tu corazón las agradece y tu espíritu les da sentido de eternidad.
No hay muerte… hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, María Magdalena, San Agustín, San Pablo, la Madre Teresa, tu abuelo y mi padre, que creía cosas atinadas de la vida, desatinadas del dinero, controversiales de la política.
Todo es un aprendizaje. Necesitamos discernir qué nos funciona para nuestra vida hoy y qué no.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que necesitamos aprender a manejar la vida con realismo CRUDO, sin mentiras mentales y con sensibilidad espiritual.
Sufrir es una pérdida de tiempo; es un acto mental de un recuerdo doloroso. Es siempre el recuerdo de algo que ocurrió en el pasado y que traemos al presente y nos vuelve a hacer sufrir con la promesa de que así no nos volverá a pasar. Y lo único que hace es robarnos la confianza, entristece el alma y nos aleja de quienes hoy están a nuestro lado.
Tenemos para disfrutar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate los tacos mexicanos, la baguette francesa, el vino chileno, las playas del Caribe y el fútbol de los brasileños.
Podemos darnos tiempo de leer: Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, Pedro Páramo y escuchar con atención los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; podemos contemplar el arte de las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Monet, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
Y si tienes una enfermedad terminal o muy grave como cáncer, COVID o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas). Y, si le ganas, serás más humilde, más agradecido. Por lo tanto, también serás más feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, simplemente, COMO UNA REALIDAD CRUDA.
Recuerda siempre: No estás deprimido, como te dice tu mente que miente. Estás desocupado, distraído y recordando con la mente que miente hechos que te producen sufrimiento. Ponte atento. Tu medicina es la atención.
Ayuda al que te necesita, esa persona vive en tu espacio de vida y tal vez será quien ayude a tu hijo mañana. Uno nunca sabe. A mí me ha pasado; no sé si a ti también.
Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar de la naturaleza y cuidarla para el futuro de tus nietos.
Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. Hacer el bien a los demás es una forma de amor propio.
El hacer el bien es un acto silencioso, pero produce bendiciones que serán disfrutadas por los tuyos.
A veces, la sociedad nos enseña a centrarnos en nosotros mismos. La verdad es que esto te convierte en un terrible ser humano egocéntrico.
La solución es obsesionarte con algo que sirva a los demás. Es volverte desinteresado en lugar de egoísta.
Ayudar a los demás es lo que hace progresar a la sociedad y no puedo creer que lo hayamos olvidado.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan la vida.
Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír. Mira tu vida desde tu ser eterno, desde tu ser sabio, desde tu Timo… y la mente esconderá el sufrimiento en un cajón y no te hará daño.
Gracias por leerme. Soy un ser agradecido por saber que tú has leído estas líneas.
Dr Roch.