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La Reputación ¡Vende!

Hay reglas que son duras pero que es necesario conocer. Una de ellas dicta que la percepción que el mercado tenga de ti y de tu negocio se convierte en una realidad que te define frente a los consumidores. No importa si estás de acuerdo, si te parece injusta la manera en que los clientes te ven; el mercado es subjetivo. Entender esto te ayudará mucho en la búsqueda de resultados y el logro de objetivos.

Forjarse una buena reputación no es algo que pueda hacerse de la noche a la mañana. Lleva muchos años y es importantísimo trabajar en ello, pues las personas siempre están dispuestas a pagar tu buena fama. Eres tan bueno como las recomendaciones de los clientes a los que ya tuviste oportunidad de vender y pueden hablar de tu empresa y tu marca como una promesa de eficacia.

Tengo que aclarar que la reputación de tu trabajo y de tu persona escapa de tu control, porque es la suma total de lo que los demás piensan sobre tus actos, tus productos, sobre los anuncios con los que promocionas tu nombre y el servicios que haz brindado a tus clientes frecuentes. Lo que si puedes hacer con la reputación es intentar mejorarla con el tiempo. Y la forma de lograrlo es tener satisfechos, sorprendidos y felices a los usurarios de tu oferta empresarial.

La reputación construida es la mejor estrategia comercial; lleva muchos años de esfuerzo forjarla y requiere de un aspecto fundamental: la congruencia.

El objetivo es ser, no solo parecer lo que dices ser. Cuando la congruencia en tus acciones es palpable, el impacto es algo. Una buena reputación va acompañada de una congruencia probada y la autenticidad de un buen punto de partida para merecer lo más preciado que puede ofrecerte otra persona: su confianza.