El peaje de la procrastinación
“No es necesario que leas esto ahora, si eso, déjalo para otro momento”, aunque quizás te pueda resultar interesante descubrir las 10 características de las personas que procrastinan, las 10 claves para dejar de procrastinar y los 10 beneficios que te hacen más empleable si trabajas la eliminación o en minimizar la procrastinación.
“Si realmente quieres hacer algo, encontrarás la manera; si no, encontrarás una excusa” Jim Rohn
“El tiempo es nuestro activo más valioso, a pesar de que tendemos a desperdiciarlo, matarlo y gastarlo en vez de cuidarlo e invertirlo”. Jim Rohn
¿Has dejado para mañana lo que quizás podrías haber hecho hoy? ¿Alguna vez te has puesto a hacer cosas que no te aportan valor y has dejado a un lado las importantes? ¿y te has lamentado luego porque podrías haberlo evitado?
La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables
Nuestro diccionario de la RAE, procrastinar lo define como diferir, aplazar, por lo tanto está claro que es retrasar el momento de realizar algo; es decir, lo dejamos para un poquito más tarde, o para otro momento o para mañana, o… ¿para cuándo? De entrada, lo que debemos tener claro es que nos separa y nos aleja rápidamente de nuestro objetivo, y acabaremos desmotivándonos y llenos de sensaciones y emociones negativas
Conozco a varias personas que teniendo recursos y capacidades aplazan las acciones, otras conozco que además aplazándolas se encuentran muy muy cómodas (ya es un hábito de mucho tiempo), otras lo hacen por no atreverse a decir NO, otras (y estoy en un área de ventas) por no sentirse capaces de llegar al objetivo. Por lo que la pregunta es. ¿tengo claro mi para qué? y ¿qué valores brújula me ayudan a conseguirlo? ¿Honestidad, integridad? Y unas preguntas de tu Pepito Grillo ¿a quién quiero engañar? ¿De qué tengo miedo? ¿A qué no me estoy enfrentando en este momento? ¿Soy coherente? ¿Soy asertivo?
Cuando tomas conciencia, afrontas la realidad, te marcas un objetivo y harás tu plan de acción para ir a por él.
Los “TENGO QUE…”, (una buena herramienta de coaching)
Herramienta para la “toma de consciencia por parte del coachee de las actividades con las cuales se relaciona libremente y voluntariamente, respecto de las que asume como obligaciones”, es la creencia de “un esfuerzo”, de “un sacrificio” y por supuesto “de que no recompensa”.
En coaching la utilizamos de la siguiente manera:
- Se pide al coachee que escriba algunas actividades que realiza (mínimo 20), utilizando al principio de cada frase “tengo que…”.
- Sugerimos al coachee que realice el mismo ejercicio, sustituyendo “tengo que…” por “quiero…”.
- Preguntamos: ¿De qué te has dado cuenta?
¿Te animas a realizarla? Te sorprenderás, no me cabe duda.
10 características de las personas que procrastinan
- “Me refugio en lo que me gusta”, y no priorizan nada de nada, aunque sea importante y/o urgente. O sea que la matriz de prioridades de Covey (originaria del General Einsenhower) “se pulveriza”, ¡vamos… que ni caso!
- Aplazan las tareas sine die, sin plazo ni fecha, no dicen para cuándo lo harán; eso sí, piensa y dice que lo hará más tarde… ¡aquí es un experto!
- Se distrae con cualquier cosa (abre Facebook, WhatsApp, lee emails…) y están pendientes de cualquier notificación en el móvil.
- Sensación de no saber por dónde empezar las tareas.
- Disfrutan del placer de las recompensas inmediatas. Nuestro cerebro funciona “evitando dolor y buscando placer”. Aplazar da placer y ponerte en acción para hacer lo que sabes que debes hacer implica dolor.
- Tienen la creencia de que trabajan mejor bajo presión y que rinden más en el momento final (“es que yo soy así).
- Sucumben a la Ley de Parkinson, que dice que “todo el trabajo se dilata indefinidamente hasta completar todo el tiempo disponible para su completa realización”. (Ej. Si tengo un informe por hacer y 3 horas por delante, ocupo las 3 horas, cuando realmente podría hacerlo en hora y media)
- Muchos se exigen la perfección y se estancan. (Exigencia vs Excelencia)
- No gestionan su energía, es decir, los momentos en los que pueden ser más productivos (tu cuerpo más despierto, “más ágil de mente”).
- Padecen más estrés y tienen menos hábitos saludables.
No pasa desapercibida la expresión de su cara cuando se pregunta ¿por qué no empecé antes?, el sentimiento de culpa salta a la vista.
La buena noticia es que… ¡podemos aprender a dejar de procrastinar!, a desarrollar hábitos que nos permitan ser profesionales más productivos.
El pilar básico, la clave principal es tomar conciencia de si eres o no …¡un verdadero procrastinador!, (a lo mejor eres un procrastinador crónico o solo es temporal), tomar conciencia de tu realidad (la que te dice…”mañana lo haré”), tienes que romper el ciclo del retraso y a partir de aquí realizar el plan o planes de acción destinados a desarrollar los hábitos para ser productivo lo antes posible y dejar de lado la desmotivación que te invade y por supuesto el desgaste que te lleva
10 claves para dejar de procrastinar
- ¡Deja las excusas para no empezar ya!, sobre todo aquella de “trabajo mejor bajo presión”. En realidad, lo que ocurre es que te has acostumbrado a trabajar así. Y si no, ¡prueba!
- Divide la tarea en micro tareas. Busca el equilibrio entre las tareas que te resultan más tediosas, aburridas o se te dan peor con las que te satisfacen y te resultan más agradables de realizar.
- Analízate y descubre lo que te retrasa. En cuanto reconozcas qué te demora será el principio para cambiar de hábito. (te puede servir la herramienta “tengo que” vista más arriba)
- Evita o minimiza las distracciones porque dificultarán tu concentración, lo que reduce la productividad siempre, pero en el caso de un procrastinador… ¡es incluso peor! Por ejemplo, tener el móvil delante cuando estás haciendo una tarea importante, o las redes sociales abiertas y enviándote notificaciones. (WhatsApp, Twitter, etc..). Identifica qué te distrae y contrólalo.
- Ponte fecha límite (o incluso hora) a tus tareas (o micro tareas): de manera realista, valora cuánto tiempo necesitarás para realizar eso que tienes que hacer para alcanzar tu objetivo en la fecha definida.
- ¡Ponte ya!: Cree en ti y en tus capacidades, no esperes a que tu estado emocional sea el “mágico” para ponerte con la tarea. Nunca será un buen momento, y menos si se trata de algo que no te gusta. Cuanto antes te la quites, ¡mejor! Si tú no crees en tus capacidades nadie lo hará.
- Planifica un tiempo de descanso y disfrútalo (y nada de sentirte culpable ni víctima). Tómatelo como los deportistas, “en los que en su entrenamiento incluye el descanso como recuperación física y tu cerebro además lo agradece”.
- Haz deporte. Verás el efecto inmediato y como el cerebro “se descongestiona” y después las endorfinas te ayudarán mucho más de lo que puedes imaginar. El deporte es un hábito saludable.
- Incluye pequeñas recompensas para motivarte cada vez que consigas finalizar tareas especialmente importantes y que no son de tu agrado. Esto te ayudará a dejar de procrastinarlas la próxima vez.
- Aprende a decir NO, no recojas responsabilidad que no te corresponde ya que las tareas las demorarás por no querer hacerlas, ganarás tiempo y energía.
10 beneficios que te hacen más empleable si trabajas la eliminación de la procrastinación
- Te evita situaciones de estrés, desgaste emocional, y la insatisfacción de una constante lista de temas pendientes.
- Ganarás en motivación, ya que la procrastinación genera desmotivación propia y del resto de personas de tu equipo o entorno, ¡ya no pensarán que lo dejas todo para el último momento!
- En el trabajo en equipo, el procrastinador suele pagar con una mala imagen y reputación (en ocasiones otros asumen sus tareas por el riesgo de no llegar a tiempo).
- Es fuente de muchos errores en los proyectos, pues en ocasiones no hay tiempo ni forma de salvar determinadas situaciones, porque no hay margen de maniobra real.
- Te acostumbrarás a las Supervitaminas A, D, C (Autodisciplina, disciplina y concentración)
- Trabajarás menos y mejor, serás más productivo
- Aprenderás a romper tus creencias limitantes (miedo al fracaso, perfeccionismo)
- Aprenderás a gestionar tu tiempo.
- Vas a tener claro, “tus para qué”, tu objetivo y definir tu plan de acción para conseguir tu propósito
- Aprenderás a ser asertivo, aprenderás a decir NO, y tendrás mucha más confianza en ti mismo
“No dejes que lo que no puedes hacer interfiera con lo que sí puedes” John Wooden.
Este hábito irracional te hace más ineficiente y de paso más infeliz porque como hemos visto te aleja de tu objetivo, desde mi punto de vista en interesante desarrollar competencias de Inteligencia Emocional y como siempre la buena noticia es que entrenado, entrenando y entrenando, se puede dejar de…procrastinar.
¡Ánimo, prepara tu cerebro y llénate de energía! La procrastinación es un enemigo al que se puede vencer…y ya sabes ¡empieza cuanto antes!