Un comportamiento violento es toda conducta por parte de un individuo que amenace o efectivamente dañe o lesione al individuo o a otros, o que destruya objetos. El comportamiento violento suele empezar con amenazas verbales, pero con el tiempo aumenta y llega a comprender daño físico.
La violencia es una conducta aprendida, de manera que es especialmente importante ayudar a sus hijos a que aprendan que la violencia no es una manera saludable de resolver un conflicto.
Dé un buen ejemplo manejando situaciones de conflicto en una manera calma y considerada. Nunca use violencia, como dar nalgadas, pellizcar, tirar de las orejas, pegar, empujar o estrangular, para disciplinar a su hijo.
Hay algunas cosas que pueden hacer que una persona tenga más tendencia a ser violenta. Estas incluyen:
- Antecedentes de maltrato infantil.
- Antecedentes de conducta violenta.
- Baja autoestima y sentimientos de desesperación.
- Consumo (o consumo excesivo) de alcohol o de drogas.
- Problemas de salud mental, como esquizofrenia , trastorno bipolar o trastorno de la personalidad.
- Antecedentes de arrestos.
- Antecedentes de intentos de suicidio.
- Sentimientos de sospecha u hostilidad.
El comportamiento violento puede ocurrir en ciclos. Primero, hay conflicto y tensión. A esto le sigue el maltrato a otro individuo o la destrucción de objetos. Este patrón suele reiterarse y empeora con el tiempo. Si hay un ciclo, aprender a reconocerlo puede ayudarle a impedir que ocurra una situación de violencia.
¿Puede aprender maneras de controlar sus sentimientos y acciones?
Si sientes ira, hostilidad, o tienes comportamientos violentos, es importante que consigas ayuda, porque no siempre se tiene las herramientas correctas para llegar a la ruta correcta.